lunes, 14 de mayo de 2012

DE LA VERDADERA EMANCIPACIÓN O LIBERTAD DE LAS MUJERES

El viernes asistí a una quedada, de interés de mi pareja. Se suceden las conversaciones y me encontraba escuchando a una señora que tildaba a una persona (no presente) como un tanto rarita, descubierta finalmente por esta señora que hablaba de él como si le conociera de toda la vida, como machista. Quizás en un exceso de celo y porque hacía sólo un par de semanas estuve inbuída en una serie de talleres de género, me proclamé feminista, y es ahí dónde comienza la expectación. Como si ser feminista fuese desear la muerte de los hombres.

¡Vaya por Dios! El título y contenido de la película cada cual lo interpreta según lo que va recogiendo vete tu a saber de dónde, en lugar de preguntarte y ¿qué significa ser feminista para tí?. Comienzan a dar explicaciones a través de ejemplos diarios de la ayuda que recibe de su marido, pero el lenguaje es delator del subconsciente y "mi marido me ayuda...", sale en menos que canta la rana.

No es mi misión cambiar el mundo, cada uno vive lo cree que es normal, incluída yo. Sólo saliendo al exterior, relacionándote con otras personas y conociendo formas diferentes de actuar, entonces se puede mirar más allá, se puede desear otra cosa que no se tiene o valorar lo que hay en nuestra vida...

Pero es curioso el hecho de decir abiertamente que era feminista, ahora confieso que fue una provocación por mi parte, se entendió como que pudiera ser que mi pareja estuviera maltratado bajo mi yugo vengativo y expiando los pecados del resto de los hombres.

Dejo un texto, que bien puede expresar lo que siento. Cada cual que interprete lo que le permita su experiencia, sus conocimientos y su subconsciente.

La mujer libre por Emma Goldman
El gran defecto de la emancipación en la actualidad, estriba en su inflexibilidad artificial y en su respetabilidad estrecha, que produce en el alma de la mujer un vacío que no deja beber de la fuente de la vida. En una ocasión señalé que parece existir una relación mas profunda entre la madre y el ama de casa del viejo estilo, aun cuando esté dedicada al cuidado de los pequeños y a procurar la felicidad de los que ama, y la verdadera mujer nueva, que entre esta y el termino medio de sus hermanas emancipadas. Las discípulas de la emancipación pura y simple pensaron de mi que era una hereje digna de la hoguera. Su ceguera no les dejo ver que mi comparación entre lo viejo y lo nuevo era simplemente para demostrar que un gran numero de nuestras abuelas tenían mas sangre en las venas, mas humor e ingenio, y, por supuesto, mucha mas naturalidad, buen corazón y sencillez, que la mayoría de nuestras profesionales emancipadas, que llenan los colegios, aulas universitarias y oficinas. Con esto no quiero decir que haya que volver al pasado, ni que condene a la mujer a sus antiguos dominios de la cocina y los hijos.La salvación esta en el avance hacia un futuro mas brillante y mas claro.

Necesitamos desprendernos sin trabas de las viejas tradiciones y costumbres, y el movimiento en pro de la emancipación de la mujer no ha dado hasta ahora mas que el primer paso en esa dirección. Hay que esperar que se consolide y realice nuevos avances. El derecho al voto y la igualdad de derechos civiles son reivindicaciones justas, pero la verdadera emancipación no comienza ni en las urnas ni en los tribunales, sino en el alma de la mujer. La historia nos cuenta que toda clase oprimida obtuvo la verdadera libertad de sus señores por sus propios esfuerzos. Es preciso que la mujer aprenda esa lección, que se de cuenta que la libertad llegara donde llegue su capacidad de alcanzarla. Por consiguiente, es mucho mas importante que empiece con su regeneración interior, que abandone el lastre de los prejuicios, de las tradiciones y de las costumbres. La exigencia de derechos iguales en todos los aspectos de la vida profesional es muy justa, pero, después de todo, el derecho mas importante es el derecho a amar y ser amada. Por supuesto, si la emancipación parcial ha de convertirse en una emancipación completa y autentica de la mujer, deberá acabar con la ridícula pretensión de que ser amada, convertirse en novia y madre, es sinónimo de esclava o subordinada. Tendrá que terminar con el estúpido concepto del dualismo de los sexos, o de que el hombre y la mujer representan dos mundos antagónicos.
La mezquindad separa y la libertad une. Seamos grandes y desprendidas y no olvidemos los asuntos vitales, agobiadas por las pequeñeces. Una idea verdaderamente justa de la relación entre los sexos no admitirá los conceptos de conquistador y conquistada; lo único importante es darse a si mismo sin limites para encontrarse mas rico, mas profundo y mejor. Solamente eso puede llenar el vacío y transformar la tragedia de la mujer emancipada en una alegría sin limites.

2 comentarios:

  1. La verdad que ese texto resume muy bien lo que pienso sobre el tema... La palabra fenimista es que no me gusta... yo soy una mujer por genética y quiero que se me respete como a una persona, y punto. No hay mas... yo, creo, que la verdadera liberación es darse cuenta de eso.
    Besazo guapa!!!

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  2. Gracias Eva. Yo ando revuelta a nivel consciente, estoy teniendo tantas experiencias enriquecedoras con otras mujeres que me parece que si, que es necesario ser apoyo, a pesar de los pesares de que te etiqueten y hablen suponiendo cosas sin ni siquiera conocerte. Yo he tenido que ser feminista desde que nací, sin saberlo y luchando contra mi yo machista, aprendido, que me hacía ser buena chica, sumisa y complaciente, no dar un ruido para no incomodar.

    Con el tiempo estoy descubriendo mis capacidades, mi talento, mis inseguridades, mis puntos ciegos...
    No todo el mundo sabe o quiere hacer introspección, es más fácil ir por la vida de rositas,vivir de la mala o buena suerte, pero también te pierdes mucho.Yo me siento viva junto a otras mujeres, deseo y quiero escuchar a otras mujeres.

    Independientemente de la etiqueta: feministas, mujeristas, hembristas, todavía ando buceando en los conceptos e intentando saber que tratan de expresar cada uno, pero lo suyo será conocer a las mujeres que los enarbolan, detenerse a entender y comprender, más que a defenderse.

    Los hombres, cómo genero masculino, han tenido el camino siempre más fácil, más definido, más directo...sólo hay que observar y detenerse un poquito. Las mujeres somos juzgadas en todo, culpables hasta de nuestras propias raíces patriarcales. Un/a feminista no excluye o aparta al otro sexo, trabajan en equipo, comparten, discuten, expresan y no hay malos ni buenos, ni mejores, ni peores y esto se enlaza desde mi opinión, con valores de aceptar la diferencia, pero no la violencia, del y hacia las personas, entendiéndonos como un seres diferentes, pero con los mismo derechos.

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